jueves, 8 de marzo de 2012

Conocerte, aceptarte, amarte.

Depende del aire, del sol, del alimento y del agua, no de nada material ni nadie. Nadie te pide que dejes a tus seres queridos o que botes tus posesiones, pero procura que sean lujos, cosas que hagan tu vida hermosa, pero no necesidades, mucho menos tu razón de ser. Tu primera misión tiene que ser estar bien contigo mismo; conocerte, aceptarte, amarte. No puedes amar a los demás si no te amas a ti mismo, todo el amor que entregas es el que te han entregado otras personas, felicidad pasajera que tal como llegó se irá, en cambio, si te amas a ti mismo, serás una fuente de amor, una fábrica capaz de abastecer a su propio dueño y a todo quién se acerque, entonces habrás encontrado el sentido de la vida: enseñarle a las personas a conocerse, a amarse y a amar al resto, serás un jardinero que planta semillas en quienes lo rodean, para que ellos la planten en quienes los rodean y así sucesivamente, es el primer paso para cambiar el mundo, pero antes, no te olvides de cambiarte a ti mismo.

Ese es el verdadero amor, querer hacer feliz a los demás, querer ayudarlos a encontrarse a si mismos, a encontrar su equilibrio y a amarse, no poseerlos como se posee un reloj, ropa, un juguete, una casa, una tele (¿serán suficientes ejemplos?), etc.

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